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El gran progreso genético que tuvieron los tambos en estos últimos años ha permitido que los promedios de producción diaria de leche superaran los 30 litros por vaca.
Si cuantificamos esta producción por lactancia ajustada a 305, tenemos vacas que superan los 9.000 litros, con picos de más de 45 litros por día.
Es más que evidente que, para vacas que comienzan a superar los 20 a 22 litros como promedios diarios de leche, las “necesidades de vitaminas y minerales” de las mismas superen los aportes que realizan los forrajes, pasando a ser “condicionantes no sólo en producción, sino también en el estado sanitario y los índices reproductivos de nuestros rodeos lecheros”.
Esto evidencia la “necesaria suplementación con vitaminas y minerales” para sostener como piso los 20 a 22 litros de producción por año, sin caer en problemas sanitarios y desórdenes reproductivos que nos lleven a bajar el promedio con tanto esfuerzo alcanzado.
El complejo vitamínico aportado por AB PM LECHERA resulta de vital importancia para la vaca lechera, tanto por la cantidad como la calidad de las mismas. Numerosos trabajos científicos muestran la enorme importancia que las vitaminas tienen en numerosos procesos del metabolismo del animal, ya que una carencia de las mismas condiciona la producción, reproducción y el estado sanitario.
Los minerales, de gran importancia para la vaca lechera en producción, aportados por AB PM LECHERA se clasifican en macrominerales (calcio, magnesio, cloro, sodio) y microminerales (cobre, zinc, manganeso, selenio, cobalto, iodo).
Es importante tener siempre presente que es tan importante la cantidad en la que participan como la calidad o biodisponibilidad (capacidad de ser absorbido por el tracto digestivo del animal), ya que siempre el mineral que esté en menor proporción en relación a la necesidad del animal “va a ser el que limite la producción”.
La incorporación del secuestrante de micotoxina de tipo “enzimático” y de “amplio espectro” permite que cada molécula del mismo ataque la micotoxina modificando su estructura química para quitarle su efecto tóxico, sin por ello inactivar la molécula de secuestrante, de modo que esta continúe activa.
También actúa a nivel intestinal arrastrando bacterias gram negativas, convergiendo ambas funciones en un sistema inmunológico fortalecido, de gran importancia para la vaca lechera en producción.